Afilar una broca a mano es un rito de iniciación para cualquier maquinista. Convierte un trozo de chatarra en una herramienta de precisión.
1. Comprensión de la geometría: el ángulo de desprendimiento
El error más común es la ausencia de relieve.
El filo *debe* ser el punto más alto. El metal detrás del filo (el talón) debe inclinarse hacia abajo, alejándose del corte. Si el talón es más alto que el filo, la broca solo rozará y generará calor. Esto se denomina «receso negativo».
2. La técnica: barrido y giro
Póngase de pie frente a la amoladora de banco (¡use protección para los ojos!).
- Mantenga el ángulo: coloque la broca a unos 60 grados con respecto a la superficie de la muela (la mitad de 118 es 59).
- El contacto: toque la rueda con el borde de corte.
- El movimiento: levante ligeramente el vástago (para crear el ángulo de relieve) mientras gira la broca en el sentido de las agujas del reloj para seguir la curva del cono.
- Repita: haga lo mismo con el otro lado. Intente conseguir simetría.
3. ¡No queme el temple!
Si ve que la punta se vuelve azul, ha fallado. El calor ha destruido la dureza (templado) del acero.
Mantenga una taza de agua junto a la amoladora. Sumerja la broca cada 2 segundos. Manténgala fría.
4. La prueba: cintas continuas
Taladre un trozo de acero de desecho. Si obtiene dos virutas espirales iguales y continuas (cintas) que salen del agujero, ha hecho un trabajo perfecto. Si obtiene polvo, no tiene ángulo de desahogo.